Cada vez que recitamos el Credo estamos afirmando que creemos en Dios, en su hijo, Jesuscristo, que murió y resucitó para salvarnos del pecado, y en el Espíritu Santo, fuerza que nos libera y santifica. Cada vez que recitamos el Credo estamos reafirmando nuestra fe, estamos diciendo SÍ a Dios, un SÍ que demanda santidad, misericordia, amor, perdón, comunión. Pero... ¿en qué pensamos cuando rezamos el Credo?