Hoy termina el camino de la Cuaresma, el que nos lleva a la pasión. Jesús entra en Jerusalén aclamado por los más sencillos como rey de Israel y eso despierta el miedo y la envidia.
Lo que comienza ahora tampoco es un camino fácil. ¡Cuántas personas lo saben! El dolor, el abandono, la soledad, la pobreza y todo aquello que nos hace sufrir no es más que el reflejo de la crueldad de los humanos contra sí mismos. Pero Jesús lo acepta, con miedo, pero sabiendo que traerá la salvación al mundo.
Acompañando a Jesús y a nuestros hermanos en el sufrimiento, seamos capaces de buscar en el corazón nuestras virtudes y pongámoslas al servicio de los demás.
Acompañando a Jesús y a nuestros hermanos en el sufrimiento, seamos capaces de buscar en el corazón nuestras virtudes y pongámoslas al servicio de los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario