Este año la Jornada de la Migraciones lleva por lema: "Migraciones: peregrinación de fe y esperanza". El Papa justifica este lema con las siguientes palabras:
Fe y esperanza forman un binomio inseparable en el corazón de muchísimos
emigrantes, puesto que en ellos anida el anhelo de una vida mejor, a lo que se
une en muchas ocasiones el deseo de querer dejar atrás la «desesperación» de un
futuro imposible de construir. Al mismo tiempo, el viaje de muchos está animado
por la profunda confianza de que Dios no abandona a sus criaturas y este
consuelo hace que sean más soportables las heridas del desarraigo y la
separación, tal vez con la oculta esperanza de un futuro regreso a la tierra de
origen. Fe y esperanza, por lo tanto, conforman a menudo el equipaje de aquellos
que emigran, conscientes de que con ellas «podemos afrontar nuestro presente: el
presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva
hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan
grande que justifique el esfuerzo del camino»
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