Todo lo que necesitamos es tiempo para estar solos, para pensar, para soñar, para maravillarnos.
Esto dice uno de los múltiples carteles que delimitan las carreteras de la cordillera del Himalaya. Necesitamos un tiempo para estar con nosotros, pero también para estar con nuestro entorno y para estar con Dios. Eso es la Cuaresma, un tiempo para pararnos y sondear nuestro corazón y así descubrir cómo quiere Jesús que lo acompañemos en el camino hacia la Pascua
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