Jornada intensa ayer en la JMJ. El Papa visitaba a primera hora de la mañana a los reyes, acompañados por sus hijos y nietos, para a continuación llegar al Monasterio de El Escorial donde tenía primero un encuentro con religiosas jóvenes (destacaban por cantidad y sus hábitos de tela vaquera las religiosas de la nueva congregación Iesu Communio, fundada por la hermana de nuestro anterior obispo auxiliar Don Raúl) y más tarde con profesores de distintas universidades españolas. Tras este encuentro Benedicto XVI se reunía con 12 jóvenes representantes de los cinco continentes, para almorzar en un ambiente distendido y agradable. Tras un descanso, mantenía una reunión con el presidente del gobierno.
Casi llegando la noche, tenía lugar quizás uno de los momentos más importantes y emocionantes de esta JMJ, el Vía Crucis. A lo largo de 700 metros en el Paseo de Recoletos, se situaban las tallas llegadas de multitud de ciudades españolas (León, Úbeda, Sevilla, Valladolid, Cuenca, Málaga, Zamora, Murcia, Orihuela, Segovia, Jerez, Granada y Madrid). Parecía una Semana Santa en pleno Agosto. Mientras la cruz regalada por Juan Pablo II era portada por jóvenes de estación en estación, se leía el texto del Vía Crucis compuesto por las Hermanas de la Cruz. Un texto sencillo que nos dejó reflexiones como: ¡Qué importante es para los cristianos descubrir lo que pasa a nuestro alrededor, y tomar conciencia de las personas que nos necesitan!; Jesús en la cruz acoge el sufrimiento de todos los que viven clavados a situaciones dolorosas; ante el drama de tantas personas crucificadas por diferentes discapacidades, ¿lucho por extender y proclamar la dignidad de la persona y el Evangelio de la vida?; hacemos memoria del dolor y la soledad de tantos padres y madres que han perdido a sus hijos por el hambre, mientras sociedades opulentas, engullidas por el dragón del consumismo, de la perversión materialista, se hunden en el nihilismo de la vaciedad de su vida.
De esta larga jornada destacaría una frase pronunciada por el Santo Padre durante el Vía Crucis:
NO PASÉIS DE LARGO ANTE EL SUFRIMIENTO HUMANO
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