A pocas semanas de la Navidad, comenzamos un nuevo Año litúrgico y comenzamos el tiempo de Adviento. Cambiamos el color verde por el morado. Es tiempo de preparar nuestra cuna para recibir a Jesús. Pero no cualquier cuna, una bien llena de amor, de perdón, de bondad y de alegría. Por eso es tiempo de reciclar nuestro interior, para cambiar todo aquello que nos impide acoger a Jesús con fe y esperanza.
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