En Jove hay tres días del año que nos recuerdan que la fe también es alabar, conmemorar y compartir: la fiesta de San Blas, la fiesta de la Santa Cruz y la fiesta sacramental. Cada una de las tres tiene su importancia, pero la última, que es la que estamos a punto de celebrar, tiene mucho de compartir.
Las fiestas sacramentales se llaman así porque se suelen celebrar el día del Corpus Christi, conmemoración del sacramento de la Eucaristía. En nuestra parroquia la tradición es que se celebre el primer domingo que sigue a la festividad de San Juan. Este año se da la coincidencia de que ese domingo es el que celebra la festividad del Corpus Christi.
Hace años las fiestas de Jove eran sobradamente conocidas entre los vecinos de Gijón. Quién no recuerda las famosas carreras de burros o aquellos conciertos de Los Berrones o Zapato Veloz. Si las fiestas de prau empezaban con San Juan en la Pedrera, detrás iban las de Jove que no tenían nada que envidiar. Pero desde que Jove dejó de ser una aldea para convertirse en un adosado de la ciudad, esta forma de hacer la fiesta se perdió. Pero a cambio se recuperó otra muy vinculada a lo que se celebra: EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA. Eucaristía es acción de gracias, comunión y confraternización, por eso cada último domingo de junio nos reunimos para participar del banquete que Dios nos regala para el espíritu y después de la procesión también alimentamos el cuerpo y disfrutamos de unos culinos de sidra como buenos asturianos. Ahora disfrutamos de una fiesta de hermanamiento, donde muchos vecinos que hace años que no viven en la parroquia o personas que tienen algún vínculo con Jove, vuelven al Campu de la Iglesia para recordar viejas historias, encontrar amigos de la infancia y compartir la alegría de la fiesta de Jesús que se entrega.
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