BAJO LLAVE EN LA CAPILLA SIXTINA

La Capilla Sixtina es el lugar escogido desde 1878 para celebrar los cónclaves en los que se elige al nuevo papa. Pero poca gente sabe que es la capilla de la casa pontificia y que su forma evoca al Templo de Salomón.  

Con anterioridad a su construcción, ya existía una capilla conocida como Capella Maggiore. Fue Sixto IV el que mandó reconstruirla puesto que la anterior estaba en ruinas, y en 1480 se había terminado. La decoración se encargó a artista tan reconocidos como Miguel Ángel, Boticelli o Rafael Sanzio. Durante tres años se pintaron en la paredes frescos de Moisés, Jesucristo y retratos de algunos papas.

Fue el 15 de agosto de 1483, día de la Asunción de María, cuando Sixto IV la consagró a la Virgen María.

Pero no fue hasta 1508 cuando comenzó, quizás el que fue el trabajo más impresionante de la capilla. En su bóveda, comenzó a trabajar Miguel Ángel un fresco, que terminó cuatro años después. El encargo, que le llegó de Julio II, era pintar a los doce apóstoles y en un principio no le gustó demasiado el trabajo, porque pensaba que sólo era una forma de engrandecer al papa. Pero finalmente accedió y decidió pintar algo mucho más complejo como eran nueve escenas del Génesis. Veinticuatro años después, por orden del papa Clemente VII y con la confirmación de Pablo III, Miguel Ángel comenzó su segundo encargo en la Capilla Sixtina, pintal la pared del altar. Si en el primer encargo escogió escenas del primer libro de la Biblia, para el altar se inspiró en el último, el Apocalipsis. Esta nueva pintura despertó gran admiración, pero a algunos les pareció inmoral la presencia de cuerpos desnudos. Así que Pablo IV, encargó a  Daniele da Volterra cubrir los cuerpos, pero falleció sin terminar este trabajo.  Desde la restauración de 1980, las pinturas lucen tal como las pintó Miguel Ángel.

Con el tiempo, la bóveda y El juicio final se han convertido en la obra más reconocida de este pintor.

Hoy en día, la Capilla Sixtina, además de ser testigo del cónclave, es lugar de celebración de bautizos, algunas misas y algunas vísperas.



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