sábado, 18 de diciembre de 2010

EL BELÉN

A pocos días del nacimiento de Jesús y con las casas repletas de referencias navideñas, no podemos resistirnos a contaos un poco de la historia de esa tradición tan nuestra, aunque haya personas que se empeñen en elimarla, como son los belenes, que ocupan lugar en las casas, iglesias, fundaciones, calles y demás lugares públicos.
Fue San Francisco de Asís, allá por el año 1223 el primero en representar no con figuras sino con personas el nacimiento de Jesús. Pero no os penséis que lo tuvo fácil. Dieciséis años antes el papa Inocencio III había prohibido cualquier manifestación teatral en las iglesias, entonces San Francisco tuvo que pedir permiso al papa Honorio III, que era el que dirigía la Iglesia por aquella época. En la noche de Navidad de ese año, en una cueva de Greccio en Italia se celebró la misa y se hizo una representación del nacimiento con un buey, una mula y un niño. Desde ese momento, y a pesar de que los historiadores señalan antecedentes en las catacumbas y algunas iglesias, se considera que nació la costumbre del belén.
A partir del siglo XIV los monjes franciscanos y la órdenes franciscanas como las clarisas o los capuchinos, popularizaron el montaje de belenes en monasterios e iglesias. En un principio, todo se centraba en las figuras esenciales del misterio. Pero a partir del siglo XVI comenzaron a extenderse en el ámbito doméstico y las escenas se ampliaron. Los montes, ríos o árboles se hicieron comunes y en algunos lugares se introdujeron personajes típicos como la figura del caganer en Cataluña o los misterios andinos con la vestimenta tradicional de Bolivia y Perú.
Actualmente se pueden encontrar belenes con materiales curiosos como el chocolate, las barbies, globos o piezas de playmobil. En España, la empresa Bancaja tiene uno de los belenes más grandes del mundo y cada año va variando de ciudad su exposición. 


En 1986, el papa Juan Pablo II, proclamó a San Francisco de Asís patrono universal del belenismo.
Pero no os olvidéis que lo más importante del belén es su finalidad. En cada Navidad recordamos que Dios cumplió su promesa y vino al mundo hecho hombre. El belén no es más que una forma sencilla de tener presente este acontecimiento día tras día.


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