Hace un mes nos reuníamos con nuestros compañeros de la parroquia de Fátima para sembrar estrellas y vivir así el verdadero sentido misionero de la Navidad. Sin casi darnos cuenta, nos estábamos preparando para algo muy importante. Y es que como cada año desde 1950, el cuarto domingo de enero celebramos la Jornada de la Infancia Misionera. Y diréis que vaya pesados que somos, todo el día con los misioneros y la ayuda a los demás. Pero fijaos que después de 61 años desde que el papa Pío XII instituyó esta jornada para fomentar un día de oración y limosna, no nos hemos dado cuenta de la importancia que tenemos como cristianos: somos como los ángeles que anunciaron a los pastores que Jesús había nacido, tenemos que ser mensajeros del Evangelio dando a conocer y practicando lo que Jesús nos enseñó. Por desgracia no todos conocen el mensaje más importante de Jesús que nos amemos sin diferenciar razas, sexos, religión o posición social. Por eso nuestra mejor misión es admirar y cuidar todo lo que forma parte de la creación, respetar a nuestros semejantes y luchar por un mundo mejor donde las guerras, la pobreza o la discriminación sean palabras que ya no se encuentren en el diccionario.
Por si todavía dudáis cómo debe ser un niño misionero, aquí tenéis 10 ideas para empezar a practicar:
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Y si os apetece podéis poner a prueba vuestros conocimientos sobre otros países y culturas y personas que transmiten la palabra de Dios, sólo tenéis que hacer clic en la imagen.
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