Hoy la iglesia recuerda especialmente a los hermanos que por diferentes motivos han tenido que salir de su país. Se calcula que en el mundo hay 1000 millones de emigrantes, lo que quiere decir que 1 de cada 6 personas en el mundo vive lejos de su casa. Muchas personas deciden voluntariamente irse lejos para mejorar sus condiciones de vida, pero en ocasiones, la salida es forzada porque el gobierno de su país no puede asegurarles suficiente protección (por ejemplo cuando hay guerras o catástrofes naturales).
¿Cómo debemos actuar los cristianos ante esto? El papa Benedicto XVI en su mensaje para esta jornada dice "En una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él han de abarcar necesariamente a toda la familia humana, es decir, a la comunidad de los pueblos y naciones, dando así forma de unidad y de paz a la ciudad del hombre, y haciéndola en cierta medida una anticipación que prefigura la ciudad de Dios sin barreras" e invita a reflexionar sobre el tema "Una sola familia humana". Como se afirmaba en el mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de 2006 "no vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas". Por lo tanto, como cristianos tenemos la obligación de luchar por la justicia e igualdad y debemos acoger a los hermanos que vienen de otros lugares como Jesús nos indicó: "Amaos unos a otros como yo os he amado". Ponerlo en práctica no es difícil, pues son muchas las personas extranjeras que viven junto a nosotros, pero exige ver y actuar con el corazón de Dios. Así que manos a la obra. Desde los más peques que tenéis un montón de compañeros y amigos en el cole de otros países, a los más mayores que nos cruzamos todos los días con vecinos, amigos o desconocidos foráneos. Vamos a darles una bienvenida y una acogida llenas de amor, respeto y comprensión, porque están pasando por la terrible experiencia de vivir lejos de lo que quieren.
Algunas sugerencias para empezar a pensar en un mundo intercultural donde todos formemos una sola familia.
Para los más peques dos libros: Los cuatro viajeros en el acuario de Asha Miró y Mi abuela es africana de Annelies Schwarz.
Para los no tan peques: Una vida como la mía de Jorge González Batlle, Murmullos de la selva de Efraín Rodríguez Tsuda y El señor Ibrahim y las flores del Corán de Eric-Emmanuel Schmitt.
Algunas sugerencias para empezar a pensar en un mundo intercultural donde todos formemos una sola familia.
Para los más peques dos libros: Los cuatro viajeros en el acuario de Asha Miró y Mi abuela es africana de Annelies Schwarz.
Para los no tan peques: Una vida como la mía de Jorge González Batlle, Murmullos de la selva de Efraín Rodríguez Tsuda y El señor Ibrahim y las flores del Corán de Eric-Emmanuel Schmitt.
Y para los mayores que crean que ser inmigrante es lo fácil, muy recomendado el documental 14 kilómetros de Gerardo Olivares
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