En esta semana tan especial, hoy recordamos un momento muy importante en la vida de Jesús y en la de los cristianos. Desde que Jesús instituyó la Eucaristía durante la Última Cena, día tras día y siglo tras siglo se ha seguido celebrando en multitud de lugares alrededor del mundo. Este sacramento es fundamental para los cristianos, pues después de recibir el cuerpo y la sangre de Jesús nos fortalecemos y continuamos la misión que Dios nos encomienda con alegría y firmeza.
Pero en este día hay dos momentos más, muy importantes. Jesús nos deja el mandamiento más importante que resume los diez que recibió Moisés en el Monte Sinaí:
Amaos unos a otros como yo os he amado. Por el amor que os tengáis reconocerán que sois mis discípulos.
El otro acto que Jesús realiza durante la cena y que causa una profunda sorpresa entre sus amigos es el Lavatorio de los pies. En tiempos de Jesús los caminos eran de tierra y era costumbre cuando se llegaba a una casa, que uno de los criados lavara los pies al recién llegado. Los apóstoles de sorprendieron al ver a Jesús haciendo una tarea de criados. ¿Por qué lo hacía entonces si era Dios? Jesús se pone al servicio para demostrar que la grandeza del hombre no está en el poder y las riquezas sino en la capacidad de darse a los demás
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